El arranque del proyecto fue convertir la dificultad de transportar obras y personas a una cota muy inferior en la oportunidad de resolver el programa de una manera eficiente y no convencional. La solución del funicular permite resolver este reto sin interponer ninguna construcción permanente delante del Palacio. Su aparición intermitente lo convierte en un evento dentro de la plaza y al mismo tiempo constituye la identidad de la nueva ala del museo, a la vez que lleva a gente al interior del museo.

El proyecto coloca a la plaza MALI en la principal entrada del parque y junto con la isla de árboles y su reconciliación con el nivel de calle crean una nueva experiencia de espacio público, a la vez que potencia el valor histórico del Palacio. En la nueva plaza un gran alcorque para árboles produce sombra sobre una superficie ligeramente inclinada que recoge el rocío limeño y lo lleva hasta sus raíces.

Los circuitos del palacio, la plaza y el parque convergen en una rampa que llevan al peatón al patio excavado en el sur del lote. Este espacio funciona como antesala de los espacios de exposición y formación, donde estudiantes y visitantes toman un café, mientras ven a la gente salir del Metro, oyen un concierto o ven una película al aire libre.

La nueva ala del museo permite, además de exhibir su colección permanente, explorar nuevos formatos museográficos en sus amplios espacios diáfanos que pueden funcionar independientes o conectados. El gran vestíbulo de entrada es también una sala multifuncional, bañada de luz cenital, donde suceden conferencias, conciertos y charlas que son testimonio de un nuevo centro para el debate contemporáneo. 

Proyecto realizado por José Javier Alayón y Enlace Arquitectura

Equipo: Arq. José Javier Alayón y Enlace Arquitectura. |