Una búsqueda en Google de Caracas selecciona imágenes que muestran como protagonista el cerro Ávila, con una ciudad que casi por casualidad ocupa el valle en su falda. Las fotografías celebran el paisaje escénico que rodea a Caracas y reflejan con precisión el aspecto más icónico y apreciado de la ciudad para sus habitantes y el más anhelado y extrañado por quienes se han visto obligados a migrar en los últimos años. Lo que también es revelador de esta visión urbana compartida – una visión desde lejos – es su capacidad para desvincular a las personas de la ciudad que se toca y se vive. Caracas, vista a un metro sobre el suelo, es bien diferente. Podría ser descrita como una aglomeración de territorios fragmentados y divididos, con desconcertantes disparidades entre vecindarios. Las inversiones en el paisaje urbano, cobertura de árboles y servicios son muy diferentes entre los llamados vecindarios “formales” construidos para aquellos lo suficientemente acomodados para acceder a la propiedad que circula en el mercado formal y los barrios autoconstruidos que sirven a todos los demás. Las personas tienden a permanecer confinadas a los territorios que habitan, y la dinámica impuesta por una ciudad constantemente percibida desde sus límites y fronteras de “seguridad” es tan natural como comer y dormir todos los días.
+Enlace Arquitectura recientemente publicó un libro titulado CABA Cartografía de los barrios de Caracas 1966-2014 que mapea todos los asentamientos informales de Caracas y traza su crecimiento histórico sobre un periodo de 48 años. La data fue producida a partir de cuatro mapas claves de 1966, 1984, 2000 y 2014 y se enfoca en cada una de las 18 grandes aglomeraciones de asentamientos informales llamados UPF (Unidad de Planificación Física) y 50 barrios más pequeños llamados UA (Unidad Aislada) a través de mapas, tablas, gráficos, diagramas y textos.
+Aunque comúnmente asociamos la inequidad con la distribución de ingresos y oportunidades económicas, también está estrechamente inscrita en diferencias estructurales del territorio. Los asentamientos informales producen inequidad al cementar y perpetuar condiciones urbanas de exclusión y diferencia. Transporte urbano, servicios públicos, educación y capacitación son categóricamente distintas para personas que viven en un asentamiento informal versus aquellos que viven en los segmentos planificados de la ciudad. En Caracas, por ejemplo, la densidad poblacional dentro de los barrios, como se les llama en Venezuela, es entre 3 y 4 veces mayor a la de sus vecinos formales, (fig 1) sin que sea compensado por mayores dotaciones de espacio público y servicios urbanos. Más aún, el limitado acceso a oportunidades repite ciclos de pobreza y crea un terreno fértil para que los jóvenes opten por un proyecto de vida junto a bandas delictivas, y sus pares femeninos trunquen su formación con el embarazo adolescente.
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